Situación actual de la niñez
marzo de 2024.
Los últimos informes publicados por UNICEF analizan el impacto de la situación actual en la niñez y adolescencia en Argentina. La pobreza afecta a la población infantil con mayor intensidad: se estima que para finales de 2023, más de 7 millones de niñas y niños son pobres por ingresos (57,5% del total) y que 2,4 millones (19,4%) viven en hogares con ingresos menores a una canasta básica alimentaria.
Las disparidades entre grupos definidos según niveles de vulnerabilidad, son ostensibles. Por ejemplo, una niña o niño que vive en un hogar con un clima educativo bajo tiene una probabilidad 6 veces más alta de experimentar pobreza que una niña o un niño que vive en un hogar con clima educativo alto.
La mayor educación de la población adulta no genera per se que niñas y niños vivan fuera de la pobreza, sino que actúa a través del mercado laboral. Permite a los individuos adultos escapar del desempleo y evitar el segmento informal, y acceder a puestos de trabajo de mayor calidad.
A pesar de lo anterior, se observa un aumento de la tasa de pobreza de niñas y niños que viven en hogares en los que la jefa o jefe tiene empleo asalariado formal. Chicas y chicos pertenecientes a este grupo –históricamente con menor pobreza–, tienen hoy mayor probabilidad de ser pobres por ingresos que en el pasado reciente.
Los que acusan niveles más altos de pobreza monetaria son chicas y chicos que residen en hogares con jefas y jefes jóvenes, con bajo nivel educativo, sin empleo o con inserción precaria al mercado laboral. Se trata de grupos altamente vulnerables no sólo a fenómenos de largo plazo (como la falta de crecimiento económico) sino también de plazo medio y corto (como las fluctuaciones de la actividad económica, las crisis y las recesiones).
La protección social, a través de políticas de transferencias de ingresos, fue crucial para mantener en niveles relativamente bajos y muy estables a la indigencia durante la mayor parte del período 2019-2023 aunque,así y todo, hacia el final, ésta volvió a aumentar y a situarse en niveles históricamente altos.
Si los montos de la AUH no se actualizan al ritmo de la inflación, el poder adquisitivo de la prestación continuará decreciendo de manera constante.
De eliminarse las transferencias de ingresos se sumarían más de un millón de niñas y niños a la pobreza extrema (o indigencia). Dicho de otra manera, sin ingresos por transferencias, la tasa de pobreza extrema sería, aproximadamente, 9 puntos porcentuales más elevada.
Son preocupantes los datos de la ejecución presupuestaria de las políticas dirigidas a la niñez: Comedores escolares, Apoyo al Plan Nacional de Primera Infancia Apoyo para Construcción de CDI, Gestión educativa y políticas socioeducativas, Fortalecimiento Edilicio de Jardines Infantes, Conectar Igualdad, Transferencias al Hospital Garrahan y las Acciones de Nutrición del Programa Mil Días cuyas partidas presentan niveles de ejecución nulos o casi nulos al 07/02.
Las políticas nacionales de protección de ingresos para la niñez muestran niveles de ejecución relativamente elevados para el momento del año:
AUH-AUE ejecución del 22% sobre el total del crédito vigente.
Prestación Alimentar, ejecución del 19% sobre el total del crédito vigente
Claramente la estrategia es sostener las políticas de protección de ingresos, el desafío es que no pierdan valor real y amplíen su cobertura para reducir de manera sostenible la cantidad de NNyA que se encuentran en situación de pobreza e indigencia.
Fuentes:
Capacidad de protección de las políticas de transferencias de ingresos | UNICEF
Análisis del Presupuesto Nacional 2024 con foco en niñas, niños y adolescentes | UNICEF
Pobreza monetaria y privaciones vinculadas a derechos en niñas y niños | UNICEF
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